DISFUNCIÓN ERÉCTIL
(Impotencia)
Es el problema más común entre los hombres que buscan ayuda profesional. Afecta aproximadamente entre un 7-10% de los varones y aumenta su incidencia con la edad.
Se calcula que aproximadamente la mitad de la población masculina ha experimentado alguna vez episodios disfunción eréctil.
La disfunción eréctil es la incapacidad, persistente o recurrente, para obtener o mantener una erección apropiada hasta el final de la actividad sexual.
La impotencia puede aparecer en hombres que alcanzan la erección cuando están con la pareja y la pierden durante el coito, en hombres que tienen erecciones parciales, hombres que tienen erecciones cuando experimentan solos y hombres que en ninguna circunstancia tienen una erección.
Entre las causas orgánicas más frecuentes están: niveles bajos de testosterona, lesiones en el pene o en los testículos, problemas en la uretra o próstata, etc. La impotencia también puede ser secundaria a diversas enfermedades, como hipertensión, diabetes, arterioesclerosis; o producida por el uso de fármacos como los antidepresivos, antihipertensivos, tranquilizantes, etc.
Entre las causas psicológicas de la impotencia destacan la ansiedad y la preocupación obsesiva por tener una erección adecuada. Tras encuentros sexuales sin éxito, el hombre comienza a mostrar una preocupación obsesiva por tener una erección adecuada, lo que aumenta su ansiedad de rendimiento y su miedo a que la erección no se produzca.
Los estados de ansiedad repercuten negativamente en la erección ya que los componentes biológicos que se encargan de las dos funciones son incompatibles. Si hay activación a nivel del sistema nervioso simpático debido a la ansiedad, no puede haber desactivación-relajación a cargo del sistema nervioso parasimpático para la aparición de la erección.
Por este motivo es esencial que el hombre aprenda a relajarse, a detectar qué pensamientos le producen esa ansiedad y trabajar sobre las preocupaciones que están interfiriendo en la respuesta sexual.